Hoy en día todo el mundo quiere emprender. Y es natural, se ha vendido una imagen en la que se equipara al emprendedor con una especie de héroe mitológico, que, desde la nada, crea un imperio multimillonario que, además, es de gran ayuda para la sociedad.
Sin embargo, la realidad es que no todo el mundo tiene lo que hay que tener para ser un emprendedor, puesto que se necesitan unas características especiales que no suelen coincidir en una misma persona.
Es por ello que, en el artículo de hoy, tendrás la oportunidad de ponerte frente al espejo y descubrir si tú eres uno de esos posibles emprendedores. Ya te adelanto que, si estás leyendo este artículo, es muy probable que sí.
Aceptas el riesgo
La primera característica de un buen emprendedor es que es una persona que acepta el riesgo y lo tolera. Esto no significa, necesariamente, que le guste, simplemente, que lo tolera, que sabe que existe y que puede dominarse ante situaciones de este tipo.
Hay algunas personas que son incapaces de controlarse cuando están en situaciones arriesgadas. Son esas personas que, cuando algo se escapa de su control, es imposible saber cómo van a reaccionar.
Pero, por otro lado, existen personas que, ante situaciones arriesgadas, no pierden la calma, y toman decisiones acertadas que, en general, suelen conducir a mejores resultados que las que toman las personas del otro tipo.
Si eres de este segundo tipo de personas, es probable que tengas un buen desarrollo como emprendedor, porque una característica básica de los emprendedores es que son capaces de mantener la cabeza fría en situaciones complicadas.
Y es que, cuando eres emprendedor, todo lo que vives es un continuo riesgo. Desde los ingresos variables en los que vives, hasta los ataques que puede recibir tu tienda online y que pueden hacerte perder miles de euros en facturación.
Es imprescindible tener la cabeza fría para poder responder con éxito a esas situaciones.
Eres trabajador
Otra característica típica del emprendedor es que es una persona enormemente trabajadora. Y esto puede parecer chocante en algunas culturas donde el empresario no está muy bien visto, sino que se percibe como alguien que se lucra a costa de los demás.
Nada de eso. Un empresario, especialmente en los primeros momentos, es la persona que más trabaja del mundo. La mayor parte de los emprendedores dedican entre doce y catorce horas al día a sus emprendimientos.
Y, además, cuando no están trabajando, tienen la mente en el proyecto, pensando cómo pueden mejorarlo y qué pueden hacer para que crezca. Lo cual, en cierto sentido, también podría considerarse parte del trabajo.
Por lo tanto, si quieres emprender, debes hacer examen de conciencia, y plantearte si de verdad eres una persona trabajadora o eres el tipo de persona que trabaja lo mínimo posible para tener el nivel de vida digno mínimo que considera oportuno.
Si eres de los segundos, probablemente emprender no sea para ti.
Sin embargo, se puede hacer un matiz aquí. Hay personas que no son trabajadoras en su trabajo actual, pero que, después, pueden tirarse esas doce horas mencionadas pintando acuarelas en su habitación.
En ese caso, sí existe materia de emprendedor en esa persona. Lo único que sucede es que está en un trabajo que no le llena. Pero si se dedicara a un emprendimiento que, si le llenase, dedicaría las horas necesarias para hacerlo prosperar.
Tienes creatividad
La creatividad también es un elemento importante en cualquier emprendedor. Por supuesto, no se trata aquí de la creatividad que tenga un Goya o un Picasso, sino la creatividad en el sentido de pensar en soluciones poco comunes a problemas comunes.
Es esa creatividad la que permite encontrar la forma de transportar los pedidos desde el almacén hasta los clientes de una forma que permite ahorrar un 20% de dinero, por ejemplo. Y ese dinero ahorrado puede rebajarse del precio final para el cliente.
Esa pequeña diferencia, puede ser la ventaja competitiva que haga que tu empresa crezca y acabe posicionándose por delante de tu competencia. Y todo ha surgido porque has visto un problema y lo has resuelto de una forma creativa.
Si tienes este tipo de creatividad, capaz de descubrir formas novedosas de resolver problemas (y darte cuenta de que tienes esta característica puede ser complicado), es muy probable que llegues a ser un gran emprendedor.
Eso sí, no puedes jugarlo todo a esta única característica, porque hay muchas personas que tienen este tipo de creatividad, pero, después, no son capaces de ejecutarla, porque les falta esa tolerancia al riesgo o actitud frente al trabajo.
Se te da bien la gente
Esta es una característica que no es imprescindible en todos los emprendedores, porque, en algunas ocasiones, resulta más importante ser una persona que tiene muchos conocimientos técnicos, y aliarse con una persona que tenga don de gentes.
Sin embargo, sí es bastante habitual que un emprendedor tenga que tener cierta capacidad para llevarse bien con la gente, negociar, persuadir y cerrar tratos, especialmente si empieza su negocio a través del bootstrapping.
En el caso de que la forma de crecer que tú tengas se base en crear un negocio y, después, buscar financiación para hacerlo crecer, puede que no te resulte tan imprescindible, porque solo tendrás que convencer a los inversores (que no es poco, de todos modos).
Sin embargo, si lo que quieres es ir haciendo crecer tu negocio poco a poco, tendrás que persuadir a tus clientes, a tus trabajadores, a tus proveedores, etc. Y eso, si no tienes un cierto don de gentes, resulta muy complicado.
No obstante, como has podido leer al principio, esta característica no es tan importante como las anteriores. Hay muy buenos emprendedores cuyo don de gentes era nulo, así que no te desanimes por ello.
Y, si sí lo tienes, aprovéchalo. Es un talento muy importante y útil.
No temes perder dinero
Esta es una característica decisiva, y que está emparentada con la ausencia de miedo al riesgo, que has podido leer en el primer apartado. Y es que, si quieres ser un gran emprendedor, es importante que no tengas miedo a perder dinero.
Al fin y al cabo, un emprendimiento implica, por definición, poner recursos en un proyecto que no se sabe si va a tener éxito o no. Y esos recursos son tiempo, esfuerzos y, muy a menudo (aunque no siempre), dinero.
Y, ante el dinero, hay dos tipos de personas. El tipo de persona que siente la necesidad de mantenerlo y que corra el menor riesgo posible, porque sabe que con él puede hacer frente a situaciones imprevistas, y su opuesto.
El opuesto es ese tipo de persona que, cuando tiene dinero, quiere utilizarlo. Hay quien quiere utilizarlo para disfrutar de bienes y servicios, y quien quiere utilizarlo para crear proyectos.
No todos los proyectos de emprendimiento tienen por qué ser económicos. Es decir, montar una ONG sin ánimo de lucro también es un emprendimiento, y también necesitarás dinero para montarla. Y, sí, también puedes perder dinero en ese proyecto.
Por lo tanto, en un emprendedor, es imprescindible que exista esa tolerancia a la pérdida del dinero, y, sobre todo, que exista esa tolerancia cuando se habla de inversiones.
Por último, en este punto, conviene señalar que, en general, ese temor a perder dinero se vence gracias a que se espera que, cuando el proyecto funcione, la inversión realizada se rentabilice sustancialmente (lo cual no deja de ser arriesgado).
Tienes objetivos más allá de los económicos
Este punto es importante, porque la mayor parte de los emprendedores tienen objetivos que van más allá de lo estrictamente económico, y emprenden por eso. La idea de que el emprendedor lo es para enriquecerse es totalmente equivocada.
Las razones para emprender, no obstante, pueden ser de lo más variadas. Pero, probablemente, si tienes alma de emprendedor puedas encuadrarte dentro de alguna de ellas.
La primera puede ser el interés en no tener jefe. Es una razón de mucho peso entre los jóvenes, sobre todo, que no toleran que haya alguien que les mande y que, en consecuencia, emprenden casi como una actitud contestataria.
La segunda puede ser el interés en crear activos que generen rentabilidad, para poder vivir sin dedicarse a trabajar. Este objetivo, que es algo difícil de alcanzar, está detrás de muchos emprendimientos en serie, que no tienen gran tamaño, pero generan rentas.
La tercera puede ser el interés en cambiar el mundo. Y puede sonar un poco exagerado, pero lo cierto es que son muchas las personas que quieren que la sociedad cambie en una dirección concreta y lo provocan a través de un emprendimiento, como sucedió con Wikipedia.
Eres un buen líder
Por último, está la característica del liderazgo. En esta característica podría parecer que sucede lo mismo que en la del don de gentes, que hay emprendedores que pueden tenerla, pero que no es necesaria.
Sin embargo, no es así. Ser un buen líder, con todas las variantes que existen dentro del liderazgo, es imprescindible si se quiere emprender y hacer crecer un negocio mínimamente bien.
Si no se tiene liderazgo, es inevitable que aparezcan problemas tan pronto como haya que tratar con otras personas, porque la gente quiere seguir a un líder que está dirigiendo un proyecto exitoso, no a alguien que se deja doblar el brazo en las negociaciones.
Por lo tanto, conviene que te plantees si eres una persona con liderazgo de forma natural, o debes trabajarlo para emprender. En el segundo caso, aunque puedes llegar a ser un gran emprendedor, es posible que tengas más dificultades.
Como puedes ver, para ser un emprendedor hay que tener algunas características básicas, que no todo el mundo tiene, pero que son imprescindibles para hacer frente a lo que supone emprender.
¿Y tú? ¿Qué opinas? ¿Crees que tienes estas características? ¿Crees que no tienes alguna de ellas y, pese a ello, eres un emprendedor? ¡Cuéntalo en los comentarios y se te responderá tan pronto como sea posible!
Acerca del autor:
Antonio Godoy navega en el marketing online y el emprendimiento digital para www.antoniogb.es , y es amante de los perros, la lectura y la discusión creativa.
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