Pocas dudas caben de que una de las prácticas más habituales a las que tiene que hacer frente el emprendedor es la de hablar en público, ya sea en grandes auditorios o ante grupos reducidos de personas.
Es por ello que todo emprendedor debería conocer los aspectos básicos de esta práctica, así como los trucos que permiten hacerlo de forma sencilla y segura, incluso en aquellas personas que tienen cierta fobia a hablar ante los demás.
Así que, hoy, aprenderás las claves para conseguir un mejor control de ti mismo cuando estás exponiendo ante otras personas, ya sea en grupos reducidos o grandes auditorios… ¡No pierdas detalle!
Habla solo de lo que sepas
El primer paso para hablar bien en público es hablar solo de lo que sepas. Y es un punto importante, porque, aunque suene demasiado obvio, hay muchas personas que creen que pueden hacerse cargo de cualquier conferencia o charla… Y no funciona así.
Si vas a hablar en público, debes tener presente que es probable que te pregunten, te re-pregunten, y que haya gente en el auditorio experta en tu sector, gente más inteligente, gente que no se fía de ti y que no tiene muy claro por qué estás ahí.
Por lo tanto, para que todo eso no se vuelva en tu contra, es mejor que te limites a hablar de lo que sabes. Haciendo esto tan sencillo, es fácil que puedas desenvolverte cómodamente en las conferencias y en las charlas.
Porque no tendrás problemas a la hora de improvisar, de responder preguntas, de retomar el hilo si lo pierdes. Saber de lo que hablas te permite dar una charla ante 500 personas como si estuvieras hablando con tus amigos.
Por lo tanto, ese es el primer consejo que debes adoptar: No hablar de lo que no sabes.
Prepara los discursos
Otro punto relevante: Tienes que prepararte los discursos. También puede resultar obvio, pero hay muchos conferencistas que no lo hacen, generalmente, conferenciantes que tienen que dar muchas charlas sobre temas variados.
También es algo muy usual entre personas que tienen que exponer de forma más o menos habitual ante grupos reducidos, pero importantes, como inversores, equipos de trabajo, jefes, etc.
No prepararte el discurso puede conducir a que se te olviden cosas importantes, no sepas hilar bien los diferentes temas que estás tratando, y tu discurso no quede todo lo claro que debería.
Además, cuando preparas tus discursos, puedes conseguir una seguridad mucho mayor, porque sabes que tienes muy claro lo que tienes que decir, y no tienes que estar pensando sobre la marcha.
No obstante, hay que mencionar que esto también puede ser un poco peligroso, porque puede llevarte a que, si se te olvida el discurso que llevas preparado, no sepas improvisar.
Para resolver este problema, es recomendable contar con tarjetas pequeñas, que lleven apuntados conceptos básicos que te ayuden a evocar los diferentes temas que tienes que ir tratando durante la conferencia.
Así, si te pierdes por un momento, solo tienes que revisar la tarjeta por la que vas, para acordarte del punto en el que estabas.
Elimina de tu discurso lo innecesario
Cuando estés preparando tu discurso, deberías aprovechar para eliminar todo aquello que sea innecesario sobre del mismo. Es decir, pulirlo para que se quede únicamente lo sustancial e importante para quien te escucha.
Recuerda aquella frase que reza “lo bueno, si breve, dos veces bueno”.
Muchos conferenciantes no saben hacer esto, y tienen conferencias realmente largas que, en realidad, dicen muy poco, porque dan rodeos, se repiten, vuelven sobre conceptos que ya habían explicado anteriormente, etc.
Para resolver este problema, tienes que preparar los discursos e ir puliéndolos, quitando toda la grasa y dejando solo lo que es buen material. Tu público te lo agradecerá y, además, permitirá que haya tiempo para preguntas.
Acompáñalo con diapositivas gráficas y sencillas
Otro muy buen truco para aguantar bien la presión y poder desenvolverte cómodamente en una conferencia o una reunión con otras personas, es utilizar diapositivas gráficas, que tengan que ver con el tema, pero que sean muy abiertas.
Esto puede ser, por ejemplo, un ojo si estás hablando de innovación, o un cerebro si estás hablando de creatividad. No hace falta que utilices palabras. Puedes utilizar, simplemente, este tipo de esquemas simples y gráficos.
¿Para qué? Para que, si pierdes el hilo, te resulte absolutamente sencillo recuperarlo, porque no hay ningún texto en la diapositiva que te “ate” a ella, sino que puedes improvisar dentro de un marco amplio, sin que te note que estás saltándote el guión.
Además, conviene señalar, las diapositivas de este tipo, tienden a conectar mucho mejor con el auditorio y las personas que están siguiendo tu conferencia, porque, francamente, a nadie le gusta leer un párrafo en una diapositiva.
Cuando utilizas diapositivas gráficas, lo que consigues es que la gente se centre mucho más en lo que tú estás diciendo, y lo relacione con la imagen que está viendo, lo cual ayuda mucho a que tu mensaje cale con mayor facilidad.
Utiliza elementos del lugar
Foto cortesía de: El Heraldo
Otro truco es el de utilizar elementos del lugar en el que estás dando la conferencia. Por supuesto, esto no puede utilizarse tanto en reuniones con inversores o jefes, porque, en general, esas reuniones son siempre en un mismo lugar, y el efecto no es el mismo.
Sin embargo, si vas a otra ciudad a dar una conferencia, puedes aprovechar para hacer mención a la gastronomía del lugar, los edificios que has visto, los monumentos que hay, etc.
La idea es crear cierta complicidad con el público, porque, para qué engañarnos, a todos nos gusta presumir de la ciudad en la que vivimos ante los turistas y extranjeros. Si otra persona dice algo bonito de tu ciudad, te sientes bien.
Por lo tanto, si estás dando una conferencia y haces mención a elementos típicos del lugar, conseguirás relajar un poco al auditorio, y serán más benevolentes contigo. Y puedes tener la certeza de que la diferencia entre un público hostil y uno benevolente, se nota.
Haz humor contigo mismo
Uno de los grandes miedos que tienen las personas a la hora de hablar en público, es que se rían de ellos. Y, aquí, siguiendo el ejemplo del hinduismo, yo recomiendo que se afronte ese miedo de primeras, para sobrepasarlo.
¿Cómo? Provocando tú mismo que se rían de ti (y contigo). Esto, que puede parecer una locura, funciona tremendamente bien. Y vas a ver por qué:
Primero, cuando tú haces un chiste sobre ti mismo al empezar una conferencia, puedes hacerlo sobre un tema que sabes que va a despertar carcajadas, pero que a ti no te incomoda en absoluto.
Segundo, cuando arrancas una risa al público, éste se siente mucho más cómodo, y se muestra más benevolente a lo largo de toda la conferencia.
Tercero, te demuestras a ti mismo que puedes conseguir lo que te propones (en la medida en que lo que te has propuesto es hacer reír al auditorio, y lo has conseguido).
Cuarto, muestras que no tienes miedo de reírte de ti mismo, lo que rebaja el grado de hostilidad, porque la gente, subliminalmente, interpreta que, atacándote, no van a hacerte gran daño (esto funciona a nivel psicológico, no significa que tuvieran esa intención).
Y quinto, te permite relajarte a ti mismo, porque compruebas que el hecho de que se rían no es algo negativo, sino todo lo contrario.
Muéstrate humilde
Al hilo de lo anterior, si quieres tener éxito y aumentar los resultados de lo mencionado anteriormente, tendrías que mostrarte humilde, de tal forma que, si te equivocas, no quedes tan tremendamente mal.
Y es que, para qué nos vamos a engañar. Cuando alguien va muy de listo, y se equivoca, a la gente le encanta lanzarse a la yugular y hacer sangre. Y, probablemente, con razón.
Sin embargo, si alguien está manteniéndose humilde, reconociendo que es una persona en constante aprendizaje, y que no tiene intención de creerse superior a los demás, los resultados que se pueden obtener por parte de los demás son muy positivos.
La gente, en general, ante una persona humilde, tiende a comportarse de una forma amigable, y esto es precisamente lo que tú deberías buscar en el momento de hacer una conferencia.
Si no te muestras humilde, cualquier error será reseñado negativamente. Sin embargo, si te muestras humilde, los errores se asumirán con normalidad, y, además, siempre tendrás la oportunidad de quedar mejor de lo que la gente, inicialmente, se esperaba.
Toma betabloqueantes
Por último, hay personas que tienen muy serias dificultades a la hora de hablar en público. Personas que tienen fobias o a las que les cuesta mucho exponerse, pero que, por razones de peso, tienen que dar conferencias o hablar en público.
Para esas personas, y bajo prescripción médica, por supuesto, existen los betabloqueantes.
Los betabloqueantes son fármacos que permiten reducir los síntomas de la ansiedad. Es decir, no te relajan propiamente, sino que te permiten evitar el tartamudeo, el sonrojo o los temblores.
Por supuesto, esta opción solo es recomendable en casos extremos. Pero, si es tu caso, debes saber que los betabloqueantes pueden ayudarte.
Como puedes ver, hay algunas claves básicas que pueden ayudarte a mejorar a la hora de hablar en público. Y conviene que las tengas en cuenta, habida cuenta de que, como emprendedor, vas a tener que hablar mucho ante otras personas.
¿Y tú? ¿Qué opinas? ¿Te parecen buenos trucos para hablar en público? ¿Crees que falta alguno? ¿Te ha quedado alguna duda sobre alguno de los puntos? ¡Cuéntalo en los comentarios y tendrás respuesta a la mayor brevedad posible!
Acerca del autor:
Antonio Godoy navega en el marketing online y el emprendimiento digital para www antoniogb es, y es amante de los perros, la lectura y la discusión creativa.
Más información
- Cómo externalizar con eficacia y ahorrar tiempo
- Cómo funciona la logística estratégica
- 6 Ted talks en español que impulsarán tu espíritu emprendedor en menos de 20 minutos
- Cuándo desconectar y trucos para hacerlo
- ¿Puedo abrir una tienda online sin ser autónomo en 2024?
- 9 herramientas que te ayudarán a colaborar efectivamente como freelancer
- Claves para crear tu tienda online y vender más en 2020
- Guía para crear un plan de negocios, capítulo 2- Primeras impresiones
- Trabajar en comercio minorista- los puestos más habituales