Un adolescente en Sri Lanka, una madre soltera en Chipre y un hombre de San Francisco con un gran sueño.
Hace apenas algunos años, estos tres extraños estaban luchando para poder pagar sus cuentas del mes y encontrar su propósito en la vida. Pero no se imaginaban que, en sus pequeños rincones del mundo lograrían toparse con ese momento ¡Eureka! y que terminarían conectándose.
Separados por miles de kilómetros, ellos se convertirían en un microcosmo de un ecosistema de personas que luchan por una meta en común: movilizar el emprendimiento y ayudarse a sí mismos mientras ayudan a otros.
Existe el mito generalizado de que el emprendimiento es una isla. Un lugar solitario al cual solo los más valientes se atreven a ir, y que es un viaje en solitario en un mar con un sinfín de sobresaltos. Y si bien la decisión de lanzarse a navegar las aguas del emprendimiento (renunciar a tu trabajo y al pago constante de tu sueldo para perseguir una pasión) es muy personal, el viaje en sí mismo, está impulsado por muchos remos y operado por muchas más manos.
Separados por miles de kilómetros, ellos se convertirían en un microcosmo de un ecosistema de personas que luchan por una meta en común: movilizar el emprendimiento y ayudarse a sí mismos mientras ayudan a otros.
La semana pasada, celebramos la unión de esas manos que hacen posible el Shopify que conocemos hoy. Una red de 1200 partners, desarrolladores de apps, y Shopify Experts que se reunieron en nuestra segunda conferencia anual Unite en San Francisco. Juntos harán posible el futuro del Ecommerce.
Para entender verdaderamente cómo estamos interconectados, echémosle un vistazo a un pequeño negocio y a las pequeñas empresas que les brindan servicio. De hecho, es una relación simbiótica, de emprendedores ayudando a emprendedores.
Viajamos a través del mundo para escuchar las historias de nuestros tres protagonistas: una artesana, un desarrollador y un creador de apps. Los tres son muy diferentes entre sí, pero todos enfrentaron retos únicos en su camino al éxito. Un solo elemento une sus historias, sin embargo, estas historias no son únicas.
Video subtitulado al español: Haz clic en Configuración> Subtítulos> Español en la parte inferior derecha del video.
Conoce a los emprendedores
Al centro de nuestra historia encontramos a Kia Ermogenous, quien enfrentó dos momentos trágicos en su vida que marcaron su character, y cuyo punto mas bajo sirvió de base para tener el impulso que la llevaría a un inevitable asenso al éxito. Un día, Kia se convirtió en madre soltera de tres, y luego, debido al colapso bancario en Chipre, se quedó desempleada.
"Tienes que sacudirte esa sensación de pesadez, y seguir adelante. Tienes tres bocas que alimentar". - Kia
Paralelamente, en Sri Lanka, Mohammadu Mifras, trabajaba hasta 48 horas sin parar, en la tienda de su papá, mientras sus estudios se veían afectados por el exceso de trabajo para ayudar a su familia. Para colmo de males, tenían cortes prolongados de electricidad que hacían que su padre se endeudara cada vez mas.
"No quiero ni pensar en aquellos días de nuevo. Ese período fue demasiado difícil". - Mohammadu
Michael Perry veía a su padre matarse trabajando y a su tío que nunca se tomaba un día libre, por lo que aprendió a ser resiliente y adquirió su disposición a nunca renunciar. ¡Y vaya que las necesitó! Su propia lucha estuvo marcada por docenas de rechazos antes de escuchar el tan ansiado “Sí”.
"No era que mi familia no tuviese nada, pero sí éramos una familia humilde. Mi papá pasaba por algunas casas en su auto cuando era niño y me decía: algún día tu tendrás estas cosas". - Michael
La historia de Kia
En la actualidad, Kia es dueña de Word Signs Decor, una tienda de Ecommerce que vende sus propias creaciones, entre las que se incluyen: avisos pintados a mano y productos hechos en papel para celebrar el arte de la caligrafía; y que resalta el amor de Kia hacia las palabras, la tipografía y la arquitectura.
Ella descubrió un lugar feliz en un negocio que le permite explorar su lado creativo y trabajar su propio horario; pero este no fue su primer intento en el emprendimiento, ni un paso que jamás pensó que tendría que dar en la vida.
De niña, nunca se le motivó a seguir sus sueños. Sus padres la obligaron a buscar carreras prácticas, de ese tipo de profesiones que son confiables y seguras.
“No se te permitía hacer nada relativo a la palabra pasión. Tu simplemente trabajabas, te ganabas la vida. Si no te gustaba tu trabajo, te lo tenías que aguantar. A los padres griegos les gusta la contabilidad, las leyes, y cualquier cosa en el campo médico, para ellos era lo mejor.”
Irónicamente, su propio padre se convirtió en emprendedor como plan B cuando tuvo dificultades económicas en Chipre. En sus veintes, él se mudó a Londres y entró al negocio de las tintorerías y el lavado al seco, luego de que el trabajo en el sector de la construcción se paralizó.
"No se te permitía hacer nada relativo a la palabra passion." - Kia
Y si bien al principio le tocó trabajar duro, logró hacerse una vida, y su negocio le permitió comprar una casa para su familia. Kia recuerda haber trabajado en la tintorería de pequeña. Ella y sus hermanas pasaban los fines de semana en el negocio, planchando camisas y adquiriendo, por osmosis, pequeñas habilidades y conocimientos de negocios.
“Eso era lo que se hacía en aquella época. Ayudabas en el negocio familiar, te gustara o no. Los fines de semana, mis amigos iban de compras, salían a pasear a la calle, iban al cine; pero yo tenía que trabajar en la tintorería”.
Años mas tarde, cuando Kia perdió su trabajo, con tres hijos a cuestas, ella sacó su sangre de emprendedora para ayudar a su familia a sobrevivir.
Inicialmente, lanzó una tienda de venta de juguetes para perros, sin tener idea de lo que era el Ecommerce. Se sentía aislada y abrumada, y su negocio quebró.
“No sabía como comercializar mis productos, no sabía cómo promocionarlos en Chipre. La página web era un fracaso, y no era así como yo quería que fuese, por eso estaba un poco decepcionada. Simplemente no funcionaba”.
Ella experimentó con avisos pintados a mano y se dio cuenta de que se vendían muy rápido, y entendió que darse por vencida no era la solución; sino que simplemente debía cambiar de modelo de negocio. Su primer emprendimiento fue una prueba y el haber fallado la ayudó a tomar mejores decisiones en lo sucesivo.
Kia se sumergió en su nueva idea, aprendió todo lo que podia sobre letras, pinturas y acabados en cera; aprendió por sí misma nuevas técnicas y le dio rienda suelta a su pasión.
Cuando se sintió lista para lanzar la página web para su nuevo negocio, se dió cuenta de que tenía puntos débiles. Ella no quería volver a cometer los mismos errores por segunda vez, sabía que sus productos artesanales demandaban mucho de su tiempo y energía; por lo que le quedaría muy poco espacio para los aspectos técnicos del negocio.
“En ese momento, entendí que realmente necesitaba ayuda, soporte técnico y a alguien que pudiera ayudarme si surgía algún problema, o si quería agregar cosas a la página web que necesitara lenguaje de programación. En verdad no quería ni mirar ese lado de mi negocio”.
Kia encontró a Mohammadu, ahora Shopify Expert, luego de leer su historia en el blog de Shopify Partners. El artículo resonó con ella y finalmente se decidió a pedir ayuda.
Con tres husos horarios de separación, los dos trabajaron juntos para construir la página de Word Signs Decor en Shopify, y dice Kia, que aún siguen en contacto ocasionalmente cuando ella necesita ayuda.
“Aunque hay alguien en Sri Lanka ayudándome, no siento como si fuera de Sri Lanka, y eso está a miles de kilómetros. Yo lo siento cercano”.
Ahora el equipo de Kia es un ejercito de emprendedores, entre los que se incluyen: sus proveedores, desarrolladores, y homólogos comerciantes que ha conocido en grupos de Facebook. Tras bastidores, el equipo de atención al cliente de Shopify y una red de desarrolladores de apps forman parte de un circulo aún mas grande, con su tienda como núcleo.
Historia de Mohammadu
Mohammadu pasó la mayor parte de su tiempo en la oficina de su escuela, el lugar al que envían a los estudiantes que tienen pagos escolares vencidos. Su padre, dueño de una tienda en el pueblo donde vivían, no siempre podía pagar los costos de la educación de su hijo, y ni hablar de la factura de la electricidad en la casa.
Mientras trabajaba en la tienda, Mohammadu se debatía entre la devoción por ayudar a su familia y el sueño de algo más grande.
“Yo hacía los cobros a los clientes, limpiaba las mesas, servía a las personas que entraban al negocio. Para ser honesto, no me gustaba; pero tenía que hacerlo, tenía que ayudar a mi padre”.
Mohammadu descubrió que tenía talento para la computación, y logró comprarse un ordenador. Le gustaba jugar video juegos, pero le gustaba mucho más investigar maneras de pasar ciertos niveles, y pasaba mucho tiempo en YouTube, aprendiendo nuevos trucos.
Su educación y su trabajo le dejaban poco tiempo para jugar, por lo que colocaba su computador cerca de la caja registradora, con la esperanza de poder escaparse por unos minutos entre cliente y cliente.
"Para ser honesto, no me gustaba; pero tenía que hacerlo, tenia que ayudar a mi padre”. - Mohammadu
El juraba que podría encontrar un futuro en el campo tecnológico, y le dijo a su padre que renunciaría al negocio familiar. Sus padres, y aparentemente todos a su alrededor, no entendían cómo su ordenador le ayudaría a ganarse la vida.
“En aquel momento, mi mamá se reía de mi, y me decía: `¿Qué te va a dar esta computadora de comer?´. Mi papá solía decirme: ‘Al menos haz algo de provecho para tu futuro´; pero yo estaba siempre en el ordenador”.
Mohammadu comenzó a ayudar a sus amigos y a clientes en su localidad con pequeños proyectos técnicos, mientras aprendía a través de YouTube y buscando en Google cómo resolver los problemas. Esos trabajos no le pagaban pero le aportaron experiencias muy valiosas.
Luego, se registró en Fiverr.
“No sabía que podía hacer dinero desde mi laptop. Cuando gané mi primer contrato, estaba acostado en mi sala. Era temprano en la mañana, como las 5AM; y vi la notificación. ¡Me quedé en shock! Le decía a mis padres: “¡ven, ven, ven! Miren esto, estoy haciendo dinero.´Ellos no se lo podían creer”.
Fivver abrió la puerta a nuevos proyectos, y se expandió a nuevas plataformas lo que le generó un salario decente, que era mejor que lo que muchos ganaban en su pueblo. De repente, un cliente le pidió que le ayudara con una tienda Shopify, un momento, dice, que le cambió la vida.
“¡ven, ven, ven! Miren esto, estoy hacienda dinero. Ellos no se lo podían creer”. -Mohammadu
Mohammadu dijo que sí, y aprendió todo lo que lo que pudo sobre Ecommerce y la plataforma Shopify. Poco a poco comenzó a aceptar proyectos más complejos y progresivamente fue aumentando su tarifa de esos primeros $5 dólares. Hoy en día un proyecto puede generarle hasta $4.000 dólares americanos.
Su negocio le permitió comprar un coche, pagar las deudas bancarias de su padre y darle a su familia la vida que ellos merecían.
“Mi familia es todo para mi porque incluso en tiempos difíciles, ellos estuvieron ahí para mi. Ellos hicieron más que suficiente por mi, así que debía cuidarlos. Creo que hoy en día lo estoy haciendo ¿no crees? Y lo seguiré haciendo en el futuro”.
La conexión entre su negocio y todos los demás emprendedores en la comunidad Shopify no se ha terminado para Mohammadu. Él sabe que el éxito de sus clientes es también su éxito.
“Ellos vienen a mi para hacer realidad sus sueños. Me pagan por el trabajo que realizo pero ¿de dónde viene el dinero? Del trabajo duro que ellos realizan también. Ellos invierten el dinero que ganan en hacer sus sueños realidad. Yo haré lo que pueda por ellos”.
Kia es uno de esos comerciantes.
Ahora, Mohammadu es un experimentado Shopify Expert, y ha construido su propia red, una comunidad de personas con ideas similares que se brindan apoyo entre si para resolver problemas como un equipo.
“La Comunidad Shopify me ayuda mucho. Ellos me enseñaron qué hacer y me están guiando; para ser honesto, me están llevando paso a paso. Ellos están caminando conmigo hacia la realización de mis sueños”.
Historia de Michael
La semana pasada, Mohammadu conoció en persona a la mayoría de esa red, durante su viaje a la conferencia Unite en la ciudad hogar de Michael Perry.
En San Francisco, Michael está rodeado de un equipo de gente que cree en su misión. En la oficina principal de Kit, 25 personas trabajan incansablemente, inspirados por el entusiasmo de Michael, para hacer crecer su pequeña creación: una app de asistente virtual que le devuelve el tiempo a los emprendedores.
En un pasado no muy lejano, él era solo un hombre con una idea y sin dinero.
Mucho antes de su éxito con Kit, Michael ya creía en el poder de la comunidad. Él entendía que le debía todo a la gente que lo apoyó: su esposa, su familia, sus primeros socios que lo ayudaron a crear el IOU, al tiempo que el se negaba a renunciar; incluso cuando tuvo dificultades para tener electricidad en su casa por falta de pago.
“Yo no creo en lo hecho por sí solo. No hay cosas hechas por sí solas, las cosas se hacen en equipo. Yo solo tengo éxito gracias al equipo, no por mí; yo soy un producto de ellos”.
De niño, Michael veía a su padre trabajar casi todos los días, incluyendo los fines de semana, en su negocio de venta de coches. A los 18, Michael comenzó su carrera en el negocio familiar para poder pasar tiempo con su padre.
“Mi papá es el mejor vendedor que he conocido en mi vida, nunca he conocido a alguien como él. El fue mi mentor y me enseñó a vender coches, y me convertí en el mejor vendedor de Audi de los Estados Unidos. ¡Era una locura! Mientras la mayoría de los chicos de 18 años iban a la Universidad, yo estaba ganando unos 150 mil dólares al año”.
Eventualmente, y a pesar de todo este éxito en la industria automovilística, el quería crear algo por sí mismo. Algo para ayudar a emprendedores, a gente como su padre, su tío, a gente que estuviera dispuesta a invertir todo lo que tienen en sus sueños.
Su primer negocio fue Giving, y tenía como misión ayudar a pequeñas empresas a dar o retribuir de cierta manera a sus clientes. Le pidió dinero prestado a su familia, endeudó al máximo sus tarjetas de crédito; y a pesar de que el negocio quebró, él lo considera un éxito por la gran oportunidad de aprendizaje que el mismo representó.
Dedicó tres años de su vida a hacerlo funcionar, y a la edad de 27, se preguntó: ¿y ahora qué?
“Mi vida tiene que tener un propósito, estoy demasiado joven para darme por vencido. Me di una ducha, me puse una camisa azul, unos jeans, y comencé a trabajar en Kit”.
Kit era una idea ganadora (lo sabía), pero Michael no lograba encajar en el perfil de un emprendedor. Los inversionistas se negaban a arriesgarse con un niño sin educación formal y con el currículo de un vendedor de coches. “Yo era un joven obrero tratando de tener éxito en Silicon Valley”, dice.
"Mi vida tiene que tener un propósito, estoy demasiado joven para darme por vencido". -Michael
Más de 50 inversionistas lo rechazaron, y él escribió el nombre de cada uno de ellos, con marcador permanente, en la pared de su apartamento. En esa época, su esposa obtuvo un segundo trabajo para ayudar con los gastos del apartamento.
“Mi esposa básicamente me dijo: Esto es claramente lo que quieres hacer con tu vida. Deberías renunciar a tu trabajo y dedicarte a esto”.
Llegado el momento, la persistencia de Michael comenzó a rendir frutos, y cuatro años después, logró construir Kit. Ahora, tiene un equipo que trabaja en su aplicación que es usada diariamente por comerciantes Shopify en todo el mundo.
“No existe eso de hacer las cosas solo. Incluso nuestros comerciantes, que tartan de vender sus productos en nuestra plataforma, cuentan con más de 1.900 personas que trabajan arduamente para que puedan hacer ventas. Puede que no vean a todas estas 2000 personas, pero hay gente detrás de todo esto”.
Todos estamos conectados
Mohammadu hizo crecer su negocio como Shopify partner ayudando a Kia a comenzar su negocio, y la app de Michael (y muchas otras más) hacen que negocios como el de Kia pueda crecer. Al mismo tiempo, ella genera más venta para sus proveedores, quienes a su vez son emprendedores. Negocios ayudando a negocios que ayudan a negocios.
El emprendimiento es algo grande que asusta, pero saber que no estás tan solo como se ve desde el exterior, genera tranquilidad. La gente que crea negocios en Shopify, al igual que Michael y Mohammadu, han pasado por el mismo camino empedrado de los comerciantes en nuestra plataforma.
“Por eso quería que mi legado estuviese conectado. No es solo la tecnología que construí, sino las decenas de miles de personas que he ayudado a sobrevivir, aquellos cuyos negocios ayudé a crecer. Al final del día, eso es lo que espero obtener. Que mi conexión con este mundo sea que ayudé a pequeños emprendedores a alcanzar el éxito”.
"Por eso quería que mi legado estuviese conectado. No es solo la tecnología que construí, sino las decenas de miles de personas que he ayudado a sobrevivir". -Michael
Y todo esto requiere de muchas manos.
Acerca del Autor
Traducción y Edición para América Latina y España:
Jenny Izaguirre es la editora en jefe de Shopify para España y América Latina. Fiel creyente del talento en español, amante de los animales, viajera apasionada, emprendedora, conferencista y escribe historias para motivar a otros. Sigue sus pasos en Instagram.
Texto original escrito en inglés por: Dayna Winter.
Más información
- Loly in the Sky- Pisadas con buena vibra
- CEMEX- Cimientos firmes y visión de futuro
- Cómo un antojo de salsa de Sriracha le permitió a dos emprendedores construir una tienda online exitosa
- El Capote- Presumiendo de lo nuestro
- Sascha Fitness- Campeona del e-commerce latino
- Historias de éxito- Come bien
- El papel no está muerto- cómo dos comerciantes encontraron un nicho en una industria en peligro
- Recopilación de historias de éxito Shopify
- Cómo un emprendedor exploró canales de venta nuevos y logró ganancias de hasta $96 mil al mes