En las últimas décadas, el mundo empresarial ha dejado de limitarse a generar beneficios para asumir un papel más activo en la resolución de los problemas sociales. Hoy en día, muchas empresas adoptan iniciativas de responsabilidad social corporativa, como el voluntariado, las donaciones a causas benéficas y los programas que promueven la diversidad, la equidad y la inclusión.
Pero, ¿qué ocurre cuando el objetivo principal de una empresa es resolver un problema social? Aquí es donde entran en juego las empresas sociales. Este grupo de emprendedores sociales utiliza habilidades y prácticas empresariales para abordar algunos de los problemas sociales más acuciantes del mundo.
¿Qué es una empresa social?
Una empresa social es aquella cuyo objetivo principal es encontrar soluciones a problemas sociales, pero aplicando un modelo de negocio. Esto las diferencia de las empresas tradicionales, que tienen como objetivo principal generar ganancias. Aunque las empresas tradicionales pueden participar en actividades que beneficien a la sociedad, estas suelen ser complementarias y no la razón de ser del negocio.
Por ejemplo, una empresa que fabrica bicicletas puede donar el 20% de sus ganancias a una organización de reforestación y tener una sólida política medioambiental, social y de gobierno corporativo (ESG). Sin embargo, su propósito principal sigue siendo fabricar y vender bicicletas, lo que la clasifica como un negocio tradicional.
Ahora, imagina otra empresa que vende bicicletas, pero cuyo objetivo principal es reducir las emisiones de carbono y proteger el medio ambiente. En este caso, el negocio utiliza la venta de bicicletas como un medio para alcanzar su propósito social, lo que la convierte en una empresa social.
3 tipos de empresas sociales
Una empresa social no es solo un pasatiempo o un compromiso voluntario ocasional. Muchas funcionan como negocios bien establecidos, generando ingresos y creando un impacto positivo. Estas empresas pueden estructurarse como lucrativas, no lucrativas o adoptar un modelo híbrido.
1. Empresas sociales con ánimo de lucro
Una empresa social con ánimo de lucro se crea con el propósito principal de abordar un problema social, pero lo hace mediante un modelo que también genera beneficios. Estos beneficios pueden distribuirse entre sus propietarios o accionistas, manteniendo un equilibrio entre el impacto social y la sostenibilidad financiera.
Las empresas sociales que emiten acciones tienen la responsabilidad de proteger el valor para los accionistas y cumplir con el pago de dividendos a los inversores. Este modelo es especialmente útil para los emprendedores sociales, ya que les permite recaudar fondos de los inversores y disfrutar de una mayor flexibilidad a la hora de asignar sus beneficios.
Imagina una organización cuyo objetivo es mejorar el acceso a la educación de mujeres y niñas. Para conseguirlo, produce y vende productos para la higiene menstrual a bajo coste, generando ingresos que ayudan a financiar su misión. Si parte de estos beneficios se distribuyen entre los inversores o los propietarios, se clasifica como empresa social con ánimo de lucro.
2. Empresas sociales sin ánimo de lucro
La principal diferencia entre las empresas sociales con y sin ánimo de lucro radica en su estructura jurídica y financiera. Las empresas con ánimo de lucro están obligadas a generar un rendimiento de la inversión (ROI) para sus inversores y pueden recaudar fondos vendiendo acciones. En cambio, las empresas sin ánimo de lucro no están diseñadas para distribuir beneficios entre particulares, pero pueden pagar salarios justos a los empresarios sociales y a los empleados que trabajan en sus proyectos.
Las empresas sociales sin ánimo de lucro, al igual que sus homólogas con ánimo de lucro, necesitan generar ingresos o recaudar fondos para financiar sus operaciones. Esto puede conseguirse mediante la venta de bienes o servicios, campañas de donaciones, subvenciones o asociaciones estratégicas.
La diferencia clave es que todos los beneficios deben reinvertirse en su misión, garantizando que cada recurso contribuya directamente al impacto social.
Además, estas organizaciones suelen beneficiarse de exenciones fiscales a distintos niveles (nacional o provincial), lo que les permite maximizar los recursos disponibles para cumplir sus objetivos.
3. Empresas sociales híbridas
Las empresas sociales híbridas combinan lo mejor de las estructuras con y sin fines lucrativos. Estas organizaciones suelen estar formadas por al menos dos entidades jurídicas diferentes: una con ánimo de lucro y otra sin ánimo de lucro, que pueden estar vinculadas como matriz y filial o funcionar de forma independiente.
Por ejemplo, una organización sin ánimo de lucro dedicada a reducir el desperdicio de alimentos podría gestionar una empresa con ánimo de lucro que vendiera excedentes de productos a los consumidores. En este caso, la organización sin ánimo de lucro sería la matriz y la empresa social con ánimo de lucro su filial, trabajando juntas para maximizar el impacto social.
Aunque crear una empresa social híbrida puede ser más complejo que establecer solo una entidad, este modelo ofrece una ventaja única: permite a los emprendedores sociales disfrutar de los beneficios de ambas estructuras.
4 beneficios de iniciar una empresa social
La empresa social tiene muchas ventajas similares a la empresa tradicional: independencia, potencial de ingresos y la satisfacción de construir algo desde cero. Pero el modelo de empresa social añade una capa adicional de propósito, centrada en lograr un impacto positivo en el mundo.
1. Generar un impacto real
Una empresa social te permite abordar los problemas sociales que realmente te importan. Un gran ejemplo es Merit, una marca de ropa con fines de lucro cuyo objetivo principal es ampliar el acceso a la educación para jóvenes en Detroit.
Merit dona el 20% de cada venta a un fondo de matrícula para estudiantes en Detroit, y mide su éxito no solo por sus ingresos, sino por el número de estudiantes que logran graduarse de la universidad. Para su fundador, David Merritt, apoyar a los jóvenes es más que un negocio: es una pasión. Por eso también creó una organización sin fines de lucro asociada, FATE, que recauda fondos para programas juveniles en las escuelas de la ciudad.
2. Ganar dinero mientras haces la diferencia
Las empresas sociales combinan la sostenibilidad financiera con un propósito mayor: abordar problemas sociales. Al operar con un marco empresarial, estas empresas están diseñadas para mantenerse a largo plazo. Además, muchas descubren que las prácticas socialmente responsables no solo generan impacto, sino también ingresos.
¿Por qué? Porque los consumidores y los inversores valoran las marcas con propósito. Las empresas que adoptan prácticas sostenibles pueden ganar reputación, aumentar ventas y captar la atención de los inversores. Además, decisiones como usar energías renovables o promover condiciones laborales justas ayudan a reducir costos y riesgos a largo plazo.
Eric Dales, cofundador de la marca de ropa sostenible TAMGA Designs, resume perfectamente esta idea: «Es importante que las empresas comprendan que invertir en sostenibilidad, si se hace correctamente, supone también una buena inversión para el propio negocio».
3. Construir comunidad
Una empresa social no solo resuelve problemas; también conecta a las personas a través de una misión compartida. Este sentido de comunidad fortalece tanto a los emprendedores como a las personas que impactan.
International Sanctuary, una organización sin ánimo de lucro que apoya a supervivientes de la trata de personas, lo demuestra con su empresa social PURPOSE Jewelry.
Además de ofrecer empleo, educación y atención médica a supervivientes, coordina una red internacional de más de 500 voluntarios. Durante la pandemia, movilizaron esta red con la campaña Spark of Hope, compartiendo mensajes de esperanza en las redes sociales y velando por el bienestar de sus voluntarios.
4. Aumentar la conciencia
El impacto de una empresa social va más allá de las ventas o el dinero recaudado. Estas empresas tienen la capacidad única de visibilizar problemas sociales, inspirando acción y cambio en las comunidades que tocan.
Sweet Beginnings, la empresa social de la organización sin fines de lucro North Lawndale Employment Network, ayuda a ex reclusos a reintegrarse al mercado laboral. A través de la venta de miel y productos de cuidado de la piel, no solo generan empleo, sino que también aumentan la conciencia sobre las barreras que enfrentan las personas tras salir de prisión.
Según Daphne Williams, exdirectora de crecimiento, su tienda en línea ha sido «fundamental para que podamos llegar a la gente con nuestro mensaje y nuestro trabajo, y seguir difundiendo el impacto de la labor que realizamos en esta comunidad».
Gracias al comercio electrónico, han creado una red de seguidores en ciudades como Washington, DC, Los Ángeles, Nueva York y San Francisco, expandiendo tanto su mensaje como su alcance.
Preguntas frecuentes sobre empresas sociales
¿Cuáles son algunos de los desafíos comunes que enfrentan las empresas sociales?
Uno de los principales retos para una empresa social es gestionar dos tipos de métricas: por un lado, los indicadores de impacto social (como las subvenciones concedidas o los árboles plantados) y, por otro, los indicadores financieros (como los ingresos totales o el beneficio por empleado). Además, los emprendedores sociales pueden enfrentarse a obstáculos políticos de grupos o individuos que no apoyan su misión, así como al escepticismo de algunos sectores del público o de organizaciones que cuestionan sus actividades comerciales.
¿Pueden las empresas sociales ser rentables y al mismo tiempo tener un impacto positivo en la sociedad?
¡Claro que sí! Muchas empresas sociales exitosas, ya sean con fines de lucro o sin fines de lucro, venden productos o servicios y generan ganancias. Las organizaciones sin fines de lucro reinvierten todas sus ganancias en su misión, mientras que las empresas sociales con fines de lucro pueden vender acciones y repartir dividendos a los inversores.
¿Cómo se puede medir el impacto de una empresa social?
Una empresa social mide su impacto estableciendo indicadores clave de rendimiento (KPI), al igual que cualquier otra empresa. Por ejemplo, pueden medir cuántos árboles han plantado, cuánto dinero han recaudado, cuántas familias han conseguido vivienda o cuántos animalitos han encontrado un hogar.
¿Qué papel juega el gobierno en las empresas sociales?
El gobierno tiene un papel limitado en una empresa social. Aunque estas empresas abordan problemas que también preocupan a los organismos públicos, no son organizaciones gubernamentales. Por tanto, una empresa social debe pagar impuestos y cumplir las leyes locales y nacionales, como cualquier otro negocio. Las empresas sociales sin ánimo de lucro también deben seguir la normativa específica de las organizaciones de esta categoría.