Está bien. Vivimos en una época de la historia en la que todo el mundo está hablando de emprender, especialmente en España. Y, seamos francos, muchas de las personas que hablan de emprender lo hacen por motivos poco éticos.
Sin embargo, entre los que hemos emprendido de una u otra forma (por ejemplo, creando una tienda online en Shopify), se sabe que hay una serie de ventajas en el hecho de lanzar tu propio proyecto que jamás te podrán dar los trabajos por cuenta ajena.
Así que, en el día de hoy, vamos a hablar de 7 razones por las que emprender, especialmente si eres joven (porque, como es de suponer, siendo joven tienes menos obligaciones y mucha más libertad para hacerlo sin preocuparte por los riesgos).
Te permite despedirte de tu jefe
La primera de las razones por las que emprender, por ejemplo, montando una tienda online en Shopify, es que te permite despedirte de tu jefe.
Para algunos, puede que esta razón tenga poco peso, porque toleran bien el hecho de tener un superior que les esté marcando a cada momento qué deben hacer, cómo, cuándo y dónde (muchas veces sin un porqué).
Sin embargo, para muchas otras personas, esto resulta difícil de asimilar. De hecho, muchos de los freelances y emprendedores que he conocido lo empezaron a ser por no tener que estar aguantando día sí, día también a un jefe.
Algunos otros trabajadores optan por ignorar al jefe y no hacerle tanto caso como deberían. Sin embargo, yo no recomiendo esta estrategia, sobre todo si eres joven. Si no te gusta tener un jefe, emprende. Pero, si te quedas en tu trabajo, hazle caso.
En cualquier caso, cuando emprendes, te das cuenta de que ya no tienes jefe, y que tienes total libertad para orientar tu negocio y tu trabajo de la forma que consideres oportuna. Y esto, en ocasiones, resulta complicado.
Por ejemplo, hay ocasiones en las que resulta muy complicado establecer prioridades, crear sistemas que te permitan aumentar tu productividad, o conseguir que ciertos potenciales clientes te tomen en serio.
Un trabajo que antes hacía tu jefe, y ahora te toca hacerlo a ti. Tienes dos opciones: Aprender, o renunciar.
Te da libertad de horarios
Al hilo de lo anterior, emprender te da una completa libertad de horarios. Eres tú quien decide de qué hora a qué hora quieres llevar a cabo tu trabajo, y si quieres desarrollarlo por la noche o por el día. Tú mandas.
Esto tiene varias ventajas. La primera de ellas, es que podrás trabajar en aquellas horas en las que te sientas más productivo, lo cual siempre es positivo, porque te permitirá ganar más dinero en menos tiempo.
La segunda ventaja, se deriva de una desventaja. Y es que, cuando tú mismo puedes marcarte los horarios, puede que te relajes y seas más permisivo contigo mismo de lo que lo sería tu jefe.
Sin embargo, si eres inteligente, rápidamente reaccionarás y te marcarás unos horarios de trabajo que querrás respetar. Así, la ventaja reside en el hecho de aprender a gestionar tu tiempo, algo que, trabajando para otra persona, no serías capaz de hacer.
Por último, el hecho de poder controlar tus horarios, te permitirá disponer del tiempo libre a las horas que desees, por lo que no estarás en manos de tu jefe para disfrutar de tu vida social.
Aprendes a vender, persuadir y negociar
Otra de las grandes ventajas de emprender es el aprendizaje que haces por el camino. Entre las cosas que aprenderás, están las habilidades de vender, persuadir y negociar con otras personas.
¡Cuidado! Aprenderás mucho más. Por ejemplo, si montas una tienda online en Shopify, aprenderás aspectos básicos de diseño, gestión empresarial, programación, redes, etc.
Pero esto es algo exclusivo de un emprendimiento en internet. Sin embargo, independientemente de qué emprendas, aprenderás a vender, persuadir y negociar. Por eso es lo que hemos incluido en esta lista, porque es común a cualquier emprendimiento.
Tendrás que aprender a vender a tus clientes, a persuadir a la gente que desconfía del producto que estás ofreciendo, y a negociar con tus proveedores y posibles inversores. Todo ello, tiene un alto valor en cualquier ámbito de la vida, por lo que debes aprovecharlo.
En cambio, si permaneces en tu trabajo por cuenta ajena, esto no lo aprenderás, porque es algo de lo que se encarga tu jefe… Y, créeme, aprender estas tres habilidades es fundamental en cualquier momento y ámbito de la vida, no solo en el laboral o empresarial.
Además, incluso si, finalmente, tu emprendimiento no tiene éxito, esas capacidades y habilidades te servirán para encontrar trabajo mucho más rápidamente (y mejores), porque son valores que se valoran en el mundo de la empresa.
Aprendes a diferenciar a las buenas de las malas personas con facilidad
Otro aspecto relevante es que te permite aprender a diferenciar a las buenas de las malas personas con una mayor facilidad.
Este es un punto algo cuestionable y discutible, por dos razones: La primera, porque no es necesario emprender para aprender esto (por desgracia, las malas personas existen en todos los ámbitos de la vida), y, en segundo lugar, porque se puede cuestionar el razonamiento que aporto.
Ese razonamiento es que, una de las mejores formas de ver si una persona es buena o mala, consiste en ver cómo se comporta en el mundo de los negocios y del comercio.
El comercio es algo que nos ha acompañado desde el origen de los tiempos, y sabemos que es una forma de organizar los tratos e intercambios que se dan en la sociedad, bajo un conjunto de reglas que todos asumimos como, más o menos, naturales.
Para ilustrar esto, pondré un ejemplo. En varios estudios, se ha planteado el siguiente experimento: Una persona va a comprar el pan y, la empleada se le ve algo atareada. Cuando ésta le da el pan al cliente, hace ver que se olvida de cobrarle.
La mayoría de las personas, le avisan de que no les ha cobrado, y dan el dinero, en lugar de irse con el dinero y el pan, que sería lo más “racional”.
¿Por qué sucede esto? Porque todos los seres humanos, cuando participamos en un intercambio comercial, tenemos la idea de que hay que dar para recibir. Porque eso es lo justo.
Así, se puede ver que la persona que se va con el dinero y el pan, presumiblemente, tendrá otros comportamientos incívicos en otros ámbitos de la vida.
Y es precisamente por ello que, en el campo del comercio y de la empresa, donde estás continuamente haciendo tratos de todo tipo con muchas personas, aprendes a darte cuenta de qué personas son buenas y qué personas no.
Es algo difícil de explicar con palabras, pero el emprendedor aprende a ver pequeños indicios de que una persona no es, como se dice en España, trigo limpio. Y esos indicios no son tan visibles a los ojos de una persona que trabaja por cuenta ajena.
Puedes empezar con muy poco capital
Ahora una de las razones más prácticas: Deberías emprender porque se puede empezar con muy poco capital.
Y, sí, esta es una razón de peso. Al fin y al cabo, abrir una tienda en Shopify no cuesta más de 200€ al año, y lo tienes absolutamente todo para contar con tu propia tienda en internet.
Puede que hace unos años empezar un negocio fuese algo al alcance de pocas personas (sigo pensando que esto es falso, porque, para emprender, se necesitan ideas, no dinero), pero hoy está al alcance de cualquiera.
Así que, aunque seas joven, puedes empezar a emprender desde hoy mismo, y, en el caso de que fracases, habrás perdido muy poco dinero.
En la terminología de Nassim Taleb, es seguir la estrategia de la haltera. Estarás gastando muy poco dinero (es decir, pocas pérdidas, aunque sean consistentes en el tiempo), y tendrás la oportunidad de ganar una enorme cantidad de dinero.
Estarás caminando sobre seguro hacia la oportunidad de ganar una enorme cantidad de dinero y conseguir grandes ventajas, como vivir para siempre sin jefe y gestionando tu propio negocio, algo que da una enorme libertad.
Sin duda, el hecho de que se necesite poco capital para crear una empresa, es algo muy a tener en cuenta a la hora de decidir entre emprender o empezar a trabajar por cuenta ajena.
Te permite ponerte a prueba
Para mí, uno de los puntos más importantes de todo este artículo. Emprender te permite ponerte a prueba en múltiples aspectos de la vida, tanto a ti mismo de forma personal, como en relación a las demás personas.
Me explico: Cuando tú estás ofreciendo tu trabajo como freelance, puedes medir en tiempo real cuánto valora la gente tu trabajo, a partir del precio que puedes llegar a cobrar por lo que haces.
Evidentemente, esto, al principio, será un precio bajo, pero, a la larga, irá aumentando considerablemente, siempre y cuando te renueves y te encargues de aportar valor a tus clientes.
Lo anterior se aplica para quien es un emprendedor que vende sus servicios, pero también se aplica para quien, por ejemplo, tiene una tienda online donde vende productos.
Si tienes una tienda online en Shopify, te permitirá ponerte a prueba en la medida en que podrás comprobar qué tan bien sirves a la sociedad, y lo podrás medir por el número de ventas y el dinero que generas.
Pero, por otro lado, también te servirá para ponerte a prueba a ti mismo. Te mostrará si eres capaz de sobrevivir por ti mismo en el mercado, si eres capaz de organizarte los horarios para cumplir con los plazos que te propones, etc.
En definitiva, te servirá para comprobar si tienes las capacidades necesarias para ofrecer por ti mismo suficiente valor al resto de la sociedad, o necesitas insertarte en un proyecto empresarial de otra persona (lo cual también es legítimo).
No tienes responsabilidades
Por último, una segunda razón utilitaria: No tienes responsabilidades. Sí. Esta es una razón dedicada especialmente a los jóvenes.
Y es que, aunque a veces parezca que no es así, los jóvenes tienen grandes cosas que aportar a la sociedad, y deben orientar esas ganas de cambiar el mundo hacia algo realmente productivo.
Además, piensa por un momento. ¿De verdad quieres pasarte 40 años trabajando para otra persona? Probablemente, no.
Es por ello que deberías plantearte emprender cuando eres joven, por dos razones fundamentales:
La primera, porque cuando eres joven te sientes capaz de todo, eres mucho más creativo y tienes ideas revolucionarias, que son las que pueden ayudar a cambiar el mundo.
La segunda, porque no tienes responsabilidades, y puedes ir acumulando fracasos hasta tener un éxito sin peligro. Esto es algo de lo que no disfrutarás cuando tengas 40 años, una hipoteca y dos hijos.
Así que, joven, emprende.
Como puedes ver, emprender es una oportunidad que nadie debería dejar escapar. Te puede servir para conocerte mejor a ti mismo, aprender nuevas áreas de conocimiento, y conseguir una fuente de ingresos estable y potente que te haga prosperar en el futuro.
Además, incluso en el caso de que tu proyecto, finalmente, no salga adelante, o descubras que no tienes espíritu de emprendedor, habrás aprendido tanto por el camino que te será de gran ayuda a la hora de encontrar trabajo por cuenta ajena.
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